Room Mate Hotels abre su cuarto establecimiento en Barcelona, Room Mate Anna, que nace como uno de los hoteles flagship de la cadena y se une a los hoteles con los que ya cuenta en la Ciudad Condal (Room Mate Pau, Room Mate Emma y Room Mate Carla). Situado en el Paseo de Gracia, cuenta con 81 habitaciones divididas en cuatro categorías: básica, standard, deluxe y junior suite, y dispone con una terraza en su azotea con piscina circular y vistas a la Casa Batlló y la Torre Agbar.

En línea con la apuesta firme de Room Mate Hotels por el diseño de sus hoteles y la arquitectura vanguardista, la decoración de Room Mate Anna ha sido confiada al interiorista Lorenzo Castillo, experto en antigüedades, que ha querido rendir un homenaje al mar, al sol, al estilo tropical y al Mediterráneo. El edificio, de carácter modernista y propiedad de Alting Grupo Inmobiliario, ha vivido una compleja transformación donde ha tenido como premisa la conservación e integración en el entorno.

Para la transformación de oficinas a hotel, el equipo técnico de Alting ha actuado tanto en estructura como en interior. Su actuación en fachada ha integrado el edificio haciéndolo coincidir en altura con el resto de edificios del Eixample, reproduciendo la fachada del edificio miméticamente. El uso de innovadoras técnicas y los acabados de primera calidad han permitido aumentar su aprovechamiento, su valor patrimonial y su eficiencia energética (edificio con certificado A).

En palabras de Kike Sarasola, presidente y fundador de Room Mate Hotels, “Barcelona es uno de nuestros principales focos de negocio, ya que es uno de los adalides del turismo internacional. Nuestra apuesta por aumentar y complementar la oferta hotelera en la ciudad es firme, así que tenemos como objetivo dos nuevas aperturas de aquí a 2017. Barcelona está viviendo un momento crucial para el turismo”.

Proyecto de interiorismo de Lorenzo Castillo

Lorenzo Castillo ha concebido el proyecto de Room Mate con la intención de crear algo diferente a lo que ya existía en Barcelona, tanto en hoteles como restaurantes. Según el interiorista, “en los últimos años se ha abusado de un estilo neoindustrial de raíces nórdicas, suecas y danesas, con un exceso del vintage en el mobiliario. Concepto que nace al amparo de las juventudes berlinesas y la generación de la crisis económica”.

Room Mate Anna huye de esa corriente y vuelve a las raíces mediterráneas catalanas, al Dalí de Cadaqués y al Picasso clasicista, que buscó inspiración en las fuentes greco-romanas de la Cataluña de los años 30. El hotel destaca por su colorido: mezcla todos los colores presentes en los paisajes catalanes, desde los turquesas y verdes aguas de Palamós, hasta los tierras y verdes de los cipreses del Ampurdán.

Los muebles se han diseñado ex profeso, con mezclas de maderas naturales y acabados a la cera, a la manera tradicional, pero actualizados con un diseño moderno y renovado. El Mar Mediterráneo es la gran referencia, aludiendo al rojo vivo de los corales de la ciudad de Trapani y al de las caracolas gigantes. También se han incluido elementos de la arquitectura local, como las venecianas y las contraventanas de lamas, que se han usado para hacer puertas de armarios y frentes de cabeceros de las habitaciones del hotel.

En cuanto a los materiales, destacan los suelos de mármol de colores y empanelados de madera modernizados gracias a una fusión con colores arriesgados y brillantes. Este brillo se enfatiza con la mezcla de metales, como el latón, en apliques de luz o lucernarios gigantes del comedor de Room Mate Anna. Las telas son frescas, siempre con presencia de blanco y un color plano como el rojo, el azul, el negro o el verde, que ayuda a la renovación estética.