El ahorro de costes que se puede obtener con un sistema eficiente puede llegar a alcanzar el 30%
Equipamiento

Un buen sistema de climatización es sinónimo de confort y fidelización

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Invertir en un buen sistema de climatización es sinónimo de elevar el confort de un establecimiento e incrementar el nivel de fidelización de los clientes. Desde el punto de vista del márketing, poseer la etiqueta de eficiente y sostenible se ha convertido en una oportunidad más para el sector hotelero en su objetivo por atraer a unos clientes potenciales que valoran de forma muy positiva la adopción de este tipo de medidas. Pero no solo es una oportunidad para aumentar ventas, también lo es desde el punto de vista de los costes ya que el ahorro que se puede obtener con un sistema de climatización adecuado puede llegar a ser de hasta un 30%, en una partida que supone entre un 25 y un 30% del total, y que se sitúa solo por detrás de la destinada a personal.

Aunque resulta complicado establecer el porcentaje del presupuesto total de la construcción o rehabilitación de un hotel se destina a la instalación del sistema de climatización adecuado –ya que depende de muchos factores como son el tamaño del hotel, número de habitaciones, tipo de climatización...-, el coste puede rondar entre un 20 y un 40% en el caso de los nuevos hoteles y entre un 10 y un 20% en el de la rehabilitación. Coste que puede representar una inversión ya que el ahorro puede llegar a alcanzar hasta un 30% de la partida de consumo energético destinada a la climatización, que supone entre un 25 y un 30% del total siendo la segunda en importancia tras la de la de personal.

La eficiencia energética como oportunidad

Al margen de la importancia del ahorro de costes, el interés del sector por adoptar medidas de eficiencia energética ha cobrado especial relevancia por, entre otros, dos asuntos. Por un lado, debido a los nuevos objetivos fijados por la Unión Europea que establecen reducir en un 20% el consumo energético y aumentar en un 20% el uso de energías renovables y eficiencia energética. Y por otro, porque la eficiencia energética representa una oportunidad para los hoteles al convertirse en un importante instrumento de marketing para aumentar sus ventas, ya que “cada vez los clientes valoran de forma más positiva la adopción de este tipo de medidas por parte de los establecimientos”, tal como señaló Heike Marcinek, responsable de proyectos de eficiencia energética en edificios de la Agencia Alemana de Energía (DENA) durante la II Jornada Hispano- Alemana sobre Eficiencia Energética y Energías Renovables en el Sector Turístico, celebrada en el mes de abril en Barcelona.

Es necesario, e incluso obligatorio, que el parque hotelero vea en la eficiencia energética una oportunidad empresarial

En este sentido, Álvaro Carrillo, director del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), subrayó la necesidad de que los 10.000 hoteles que hay en España que pertenecen a pequeñas cadenas o son independientes “vean la eficiencia energética como una oportunidad”. E insistió en la necesidad de los hoteles de adaptarse a las nuevas tendencias de consumo responsable que comienzan a caracterizar el comportamiento de compra de los turistas: “La industria necesita reenfocar la percepción de la sostenibilidad como valor empresarial, en función de su estrategia”.

¿Cuáles son las particularidades de los hoteles?, ¿qué se tiene en cuenta a la hora de realizar una inversión en un sistema de climatización?, ¿qué objetivos se deben perseguir a la hora de instalar un sistema de climatización? o ¿cuáles son las tendencias actuales y los elementos clave? son cuestiones a las que, con ayuda de empresas e instituciones del sector, se tratará de dar respuesta a lo largo del presente reportaje.

Simultaneidad en la demanda

En el tema de la climatización, la principal particularidad de los hoteles con respecto a edificios de otras tipologías en cuanto a su uso es “tener tanto zonas comunes con un régimen de climatización determinado, como habitaciones donde la climatización durante menos tiempo, pero de manera más intensiva”, según Óscar Alonso, del Área de Sostenibilidad y Eficiencia Energética del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH).

Además de las características especiales de cada una de esas zonas, Pilar Budí, directora general de la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC), apunta también para particularidad de “los elementos relativos a la distribución y difusión del aire, como es el caso de las rejillas, los difusores, etc., que juegan también un papel destacado. Sin olvidar que el sistema de regulación y control es mucho más complejo que el de otro tipo de instalaciones, ya que hay que pensar que, por ejemplo, en las habitaciones el usuario debe poder regular la temperatura, pero no ocurre así en otras zonas comunes, los distintos niveles de ocupación...”.

En la misma línea, Enrique Gómez Pascual, Product Manager Sistemas de Carrier, apunta a la “existencia de demandas diversas, la simultaneidad y variabilidad de dichas demandas y la necesidad de un control de detalle del sistema, no solo para facilitar el funcionamiento centralizado del mismo, sino también para evaluar su rendimiento energético, de forma que sea posible optimizar su operación o de evaluar mejoras”.

La principal particularidad de los hoteles en cuanto a la climatización es la zonificación de sus espacios, cada uno con una particularidad distinta

Ejemplo de ello, indica Gómez Pascual, “es la simultaneidad de demanda de refrigeración y de producción de agua caliente para ACS, piscinas, zonas de spa...; la posibilidad de que puedan existir, siempre según zonas, demandas en un modo de confort (frío o calor) y demandas simultáneas en el opuesto (por ejemplo, épocas intermedias, demanda de calefacción general y de refrigeración en salones de convecciones o eventos...); y, en paralelo, la variación de forma masiva en la demanda: las habitaciones tienden a ocuparse de forma simultánea y masiva en diferentes períodos del día, reduciendo drásticamente su demanda, por desocupación, en otros momentos de la jornada”.

Moisés Sánchez Gándara, director Comercial de Hiplus, señala también esa simultaneidad en la demanda como una de las particularidades, ya que “en función del diseño de los edificios así como de la ubicación de los mismos, es probable que se necesite de manera simultanea frío y calor en diferentes habitaciones. Y en todos los casos se debe partir de un alto grado de simultaneidad para garantizar que incluso en los momentos de máxima ocupación se garantiza ese confort”. Pero además, Sánchez Gándara destaca también el hecho de que “el usuario disfruta durmiendo la mayor parte de su tiempo de estancia en un hotel. Esto afecta a la percepción de ruido. Por ello se recomienda la instalación de unidades silenciosas y eficientes, bien dimensionadas a todos los efectos para conseguir un grado de confort óptimo”.

Satisfacción y confort del cliente

Aunque a la hora de decidir la inversión a realizar en un sistema de climatización para un hotel los directores, propietarios o promotores se basan generalmente, tal como comenta Óscar Alonso, en criterios económicos, también son conscientes de la importancia máxima que tiene para un establecimiento el contar con una buena climatización. Para Pilar Budí, esa importancia debería inclinar la balanza hacia “la calidad y no escatimar en la inversión, ya que unos buenos equipos y una buena instalación redundará en el confort de los huéspedes. Teniendo en cuenta su uso continuo, un factor a considerar es la eficiencia que han alcanzado esos equipos, lo que revierte en un menor consumo y, por tanto, en un significativo ahorro en la factura energética. Otro aspecto a tener en cuenta es pensar en la instalación de equipos que utilizan energía procedente de fuentes renovables, como es el caso de las bombas de calor que, además de ser muy eficientes, reducen las emisiones de CO2 y contribuyen a proteger el medio ambiente. Sin olvidar, por supuesto un tema crucial, y que incide en el ahorro, como es un buen sistema de Regulación y Control”.

En el caso de hoteles y edificios de uso público, el plazo de amortización de la inversión es de entre tres y cinco años

El bienestar del cliente, y su repercusión directa en la fidelización, debe ser el objetivo principal a la hora de invertir en la instalación de un sistema de climatización, incide Josep Castellà, de Zehnder Group. Un desembolso que suele recuperarse, en el caso de hoteles y edificios de uso público, en el plazo de tres a cinco años, y que “principalmente busca -añade Castellà- la creación de un entorno confortable, saludable y energéticamente eficiente. Lo que no se ve es tan importante como la decoración de un espacio. Los olores, humedades, sensaciones térmicas, ruidos, pueden hacer de una estancia en un hotel una experiencia maravillosa o un fracaso. Tenemos que pensar que el clima interior es lo que hará sentir bien o mal al cliente. El confort, esa sensación de bienestar tan agradable, está estrechamente vinculado con la climatización. No disponer de un sistema adecuado hará que no nos sintamos a gusto en el hotel y que se vea afectada la salud de personas con alergias o problemas respiratorios”.

Aspectos claves

Enrique Gómez Pascual enumera cinco aspectos clave que, al menos, suelen ser considerados por la dirección o propiedad al evaluar un sistema de clima: “Satisfacción de los usuarios; Fiabilidad y continuidad operativa de las instalaciones, garantizando su disponibilidad; Sistema de bajo impacto medioambiental y no condicionado por restricciones normativas; Eficiencia energética; Facilidad de Servicio y mantenimiento; y necesidad de optimización continua que permita mantener/incrementar la rentabilidad de las instalaciones hoteleras”. “Un hotel –subraya el Product Manager Sistemas de Carrier- basa su éxito en la fidelidad del cliente, en la capacidad de su personal y sus instalaciones para satisfacer las necesidades de los huéspedes y en una imagen de excelencia en la atención y el cuidado de los invitados. El confort climático, la calidad ambiental y la disponibilidad de agua caliente para usos diversos (piscinas, spa, habitaciones, lavandería ...) son elementos fundamentales a considerar dentro de los factores de éxito”.

Opinión que es compartida por Moisés Sánchez Gándara al recalcar que el primer objetivo de la inversión debe ser “cubrir las necesidades de sus clientes y aportar un grado de confort óptimo que haga de la estancia una agradable experiencia. Una mala climatización puede arruinar la reputación de un hotel y hacer perder clientes recurrentes que no quieren pasar calor o frío. Considerando el alto grado de rechazo de un hotel mal climatizado, renovar la climatización puede obtener un retorno muy rápido que dependerá del grado de funcionamiento de la instalación previa. Si partimos de la base de que un hotel sin climatización puede quedarse sin el 80% de clientes, y dada la velocidad a la que corre la información a través de Internet que puede hacer que nadie vaya al hotel, nos podemos hacer a la idea de que el retorno de la inversión puede estar incluso dentro del primer año, en casos muy extremos de mal funcionamiento. Por lo general, se manejan retornos de 3 a 5 años en este tipo de instalaciones en los casos más habituales”.

Para Óscar Alonso, del Área de Sostenibilidad y Eficiencia Energética del ITH, los objetivos a la hora de instalar un sistema de climentación es “la búsqueda del confort por encima de todo, y que suponga el menor coste de adquisición y de mantenimiento posible. El objetivo principal es que no haya ninguna queja sobre climatización. Si el sistema de climatización no es bueno, la inmensa mayoría de las quejas del hotel serán sobre la climatización, lo que supone un perjuicio para la imagen del hotel”.

Aunar alto grado de confort para el cliente con una rentabilidad de la inversión “resulta clave”, recalca Sánchez Gándara. Y esto último se consigue “no sólo eligiendo un sistema idóneo que se adapte a las necesidades presentes y futuras, sino también en una correcta eficiencia energética. Hay que tener en cuenta también la facilidad de reparación de los equipos, lo cuál redunda en el confort. De nada nos sirve si nuestro sistema es correcto y eficiente pero si hay una necesidad de un repuesto (como por ejemplo una tarjeta electrónica) y el plazo de entrega del mismo es de 20 días porque tiene que venir de Asia... Los perjuicios de no disponer de un sistema adecuado son muchos, porque acaban originando pérdida de clientes, pérdidas operativas económicas por altos consumos o un alto precio por reparaciones complicadas”.

Puede leer el informe completo en el nº 64 de Revista Hostelería.

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