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Acaba de abrir sus puertas el restaurante Zaga en el local que durante los últimos años fuera El Atelier Belge. Zaga se posiciona como una propuesta en la que lo fundamental es comer bien, a un precio razonable y dando capital importancia al producto; de ahí su nombre. Ser un zaguero es ser un defensor y Zaga, precisamente, defiende a ultranza el producto y la selección del mismo como forma de conseguir la máxima calidad en sus recetas.
Tras una reforma integral a cargo del estudio Kubo Ene de la interiorista Natalia Casco, Zaga recibe al visitante con una cuidada estética.
Zaga presenta un primer espacio destinado a barra y mesas altas que bajo el título “defensa en barra” propone una carta específica de tapas y raciones destinadas a un picoteo dinámico, pero en el que no se diluya el nivel gastronómico o para un afterwork informal.
En su restaurante, elegante y confortable, Zaga, bajo el epígrafe “defensa en mesa”, opta por llevar a un espacio amplio, con una -ahora más que nunca- distancia entre las mesas (capacidad para 50 comensales), luminoso y vanguardista,una cocina de esencia clásica y raíces tradicionales que trabaja la temporada con un “twist” de innovación. La estacionalidad marca la carta de una cocina de sabores donde el respeto a la mejor materia prima es la base de una propuesta basada en la sencillez y en la honestidad. Zaga quiere “recuperar el sabor”, rescatando platos tradicionales y recetas de esas “de siempre” que, por efímeras modas, se han ido relegando.
La bodega dispone de una cuidada selección de vinos de diferentes denominaciones de origen con más de 40 referencias, además de todo tipo de destilados para alargar la sobremesa.
El restaurante dispone también de un reservado denominado “el ropero” con capacidad para 14 personas y una terraza.