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El estudio more&co, liderado por Paula Rosales, ha estado al cargo del diseño y rehabilitación del nuevo restaurante del chef Javier Muñoz-Calero, Ovillo, ubicado en el barrio de Ciudad Jardín, en el distrito de Chamartín (Madrid). Para este proyecto, Rosales ha querido respetar el espíritu auténtico de la nave que alberga el local, conservando las proporciones y esencia originales, y aprovechando sus materiales para reducir, reciclar y reutilizar.
El espacio, un antiguo taller de marroquinería, destaca por la gran altura de sus techos, las estructuras metálicas que dividen las estancias y el suelo de terrazo original. Además, more&co ha apostado por el open-space para optimizar el espacio y obtener una mayor flexibilidad e iluminación.
Durante las primeras fases del proceso de rehabilitación, el estudio se encontró con algunos condicionantes para adaptar el local a la normativa vigente, pero reformularon esos obstáculos para usarlos a su favor y crear un local versátil con múltiples usos. Como ejemplo, desde more&co explican que, por ley, necesitaban hacer un vestíbulo acústico con una doble entrada y conservar la puerta del garaje original, que daba acceso al local.
Como esta primera parte del espacio tenía un forjado más bajo, crearon ese vestíbulo acústico con doble barrera con unas puertas de cristal correderas, que a su vez permiten abrir o delimitar las salas y crear reservados en función de las necesidades de los clientes.
Dada la versatilidad que proporcionaban estas mamparas de vidrio, trasladaron esta idea al diseño del interior de la nave.
A nivel visual, en Ovillo encontramos un lenguaje industrial, donde destaca el metal y el vidrio en diferentes grados. Las sutiles ‘cajas de cristal’ que aíslan o conectan las diferentes estancias del restaurante (sala principal, zona de reservado o núcleo de los baños) generan, además, una grata sensación de transparencia y amplitud, especialmente en la cocina, que está abierta, en la que el equipo de cocina está a la vista de los comensales.
Así, a través de la combinación de elementos arquitectónicos y de diseño industriales, una decoración cuidada de estilo romántico -seleccionada por el propio Muñoz-Calero- y una abundante presencia vegetal, a modo de pequeños invernaderos, se ha conseguido generar un contraste que hace de Ovillo un espacio fresco con personalidad.