Revista
El Rincón de Leo es un nuevo establecimiento, representación del espíritu su dueña Leonor Zabalegui, una pamplonica muy conocida en la ciudad por sus gin-tonics y su coctelería y que finalmente da nombre a un local inicialmente concebido como “Café Novecento”. De hecho es la imagen de una cafetería italiana del Novecento la que ha inspirado y ha reinterpretado en clave actual y con su personal estilo IlmioDesing. En este espacio se respira, gracias a un uso de la iluminación muy bien calibrado, esa atmósfera cálida, irradiada por una luz muy tenue en tonos ámbar, de los locales de esa época.
La estética característica de estos espacios se ha readaptado también a través del uso muy personal del color, representativo de los proyectos de Michele Corbani y Andrea Spada. Tras una exhaustiva búsqueda de colores y texturas, en “El rincón de Leo” hay una aplicación muy especial de ambos elementos que se adivina ya desde la apuesta por el verde botella intenso de los azulejos “tipo metro” del exterior.
La fachada se ha concebido como un elemento muy permeable, un escaparate abierto al exterior que anuncia, ya desde la calle, la viveza y la calidez del interior del local, donde el verde aceituna intenso predomina en contraste con el rojo de las tapicerías de terciopelo de los asientos, con el tono cobrizo de la barra y también con la madera de roble del panelado del fondo.
En ella encontramos además una pieza clave, la pequeña farola de bronce que simula las utilizadas antiguamente en las hosterías italianas del centro de las ciudades y que anuncia, desde lejos, que el local está abierto cuando se encuentra encendida.
Se trata de un espacio que, alejado de la tendencia dominante en la hostelería de la ciudad, con lugares muy arquitectónicos de aspecto neutro, se ha definido con el atrevimiento característico de IlmioDesing, un cóctel único en el que no podía faltar otra seña de identidad del estudio: la mezcla de diferentes acabados de materiales nobles, en este caso el cobre y el dorado.
Funcionalmente, el pequeño tamaño del local – 60 metros cuadrados con 40 metros cuadrados de uso público – se ha resuelto con la incorporación escondida en el panelado del fondo, de las puertas de acceso a los baños y a la cocina y con un gran espejo que rompe la uniformidad de ese panel de madera de roble y da una gran profundidad al local.