BlackHaus, que marcó el ritmo de Madrid durante décadas, ha reabierto sus puertas tras una cuidada restauración que lo ha convertido en un espacio sofisticado y misterioso.

La planta baja, el llamado Jardín Encantado, es el espacio más singular. Se trata de una terraza climatizada de 500 metros cuadrados, cobijada bajo una gran carpa transparente y decorada con vegetación, como olivos bonsáis; es el espacio donde tomar un cóctel antes de cenar, que además albergará un restaurante con recetas internacionales cocinadas en FoodTrucks, siguiendo la tendencia gastronómica de moda.

En la planta superior se encuentra un exclusivo restaurante, en el que se ofrecerá una gastronomía muy cuidada y un servicio personalizado: cocinas privadas y zonas cerradas para clientes VIP, con capacidad de 8 a 25 personas.

La apuesta musical es también uno de los potenciales de BlackHaus. En la MainRoom, un espacio con espejos y rincones secretos, se puede bailar al ritmo de la música con el sistema Martin Audio, premiado como el mejor sonido de Europa. Inspirada en las fotografías de Pablo Genovés, en el centro se ha introducido una gran barra escultórica y futurista capaz de servir en 360 grados; hecha con fibra de vidrio, diseñada en 3D y posteriormente acabada artesanalmente por un astillero. El DJ se encuentra rodeado de los privados que están escalonados para que todo el mundo pueda tener visibilidad de lo que está aconteciendo en la pista.

Para bailar en un ambiente y música más underground hay que bajar al sótano, que es la zona más alternativa por sus graffitis, obra del artista Nicolás Villamizar. La sala off cuenta con un juego de luces diseñadas por la interiorista Ainara Arnaiz.