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Encontrar y mantener a buenos profesionales jóvenes en hostelería se está convirtiendo en un reto mayor de lo que muchos empresarios querrían admitir, y no solo porque haya competencia feroz entre negocios, sino porque cada vez más candidatos se enfrentan a un problema tan básico como urgente: ¿dónde vivir si aceptan un empleo en otra ciudad? El sector lleva años hablando de salarios, horarios y conciliación, pero la conversación sobre la vivienda, curiosamente, ha quedado relegada a un segundo plano, cuando en realidad es uno de los factores que más influye en la decisión final de aceptar o no una oferta. Hoy existen plataformas de alojamiento por temporada como Spotahome que, con una implicación mínima por parte del empresario, pueden ser el empujón que haga que un joven diga sí al contrato y no se pierda un talento perfectamente alineado con el equipo.
Para alguien de 20 o 25 años, empezar en un hotel de otra provincia suena emocionante, pero la ilusión se diluye cuando empiezan las llamadas a inmobiliarias, las visitas exprés y los anuncios que desaparecen en cuestión de horas. La precariedad no siempre está en el sueldo, sino en la falta de estabilidad que ofrece el alojamiento disponible. Y si la alternativa es pasar semanas en un hostal o depender de favores, es muy probable que el candidato acabe buscando algo más seguro en su ciudad de origen, aunque el puesto sea atractivo.
Muchos negocios de hostelería todavía piensan que su responsabilidad acaba en firmar el contrato y pagar la nómina, pero en un mercado laboral que se mueve tan rápido, un buen jefe sabe que el valor añadido está en los detalles. Un simple correo con recomendaciones de agencias de confianza, grupos locales o enlaces a webs de alojamiento puede reducir semanas de estrés y reforzar el compromiso del trabajador con la empresa.
Hoy hay herramientas pensadas para estancias medias y largas que encajan con la realidad del sector, sobre todo para aquellos contratos que no siempre son indefinidos pero sí ofrecen estabilidad durante meses. Aquí es donde las plataformas de alojamiento por temporada tienen sentido, porque permiten cerrar un acuerdo antes de que el empleado se mude, evitando que pase sus primeros días buscando piso mientras intenta adaptarse al trabajo. Incluso existen fórmulas para que la empresa intermedie o reserve temporalmente un espacio, asegurándose de que la persona empiece con un mínimo de comodidad y enfoque.
En un momento en que la hostelería lucha por cubrir vacantes, dar apoyo en la búsqueda de vivienda se convierte en una herramienta de atracción y fidelización tan potente como cualquier incentivo económico. La inversión de tiempo que supone para el empresario es mínima comparada con el ahorro en rotación de personal, formación y selección. Además, un trabajador que siente que su jefe se preocupa por su bienestar fuera del horario laboral es mucho más proclive a implicarse, recomendar la empresa y quedarse más tiempo del previsto.
Al final, atraer y retener talento joven en hostelería no se reduce a publicar ofertas atractivas, sino a entender qué barreras reales tienen los candidatos para dar el paso. Si la vivienda es una de ellas, ignorarla significa dejar escapar personas valiosas que podrían aportar frescura y compromiso al negocio. Integrar la ayuda en este aspecto como parte de la cultura empresarial no solo resuelve un problema práctico, sino que manda un mensaje claro: aquí no solo te queremos como trabajador, sino como persona que merece empezar con el pie derecho.